jueves, diciembre 04, 2008

Machismo en el trabajo

- "Levántame la persiana, yo estoy 20 cms más alejado que tú de ella y no llego, además mi cerebro tampoco llega como para poder distinguir entre una criada y una empleada, y las tareas que le corresponden a cada una."

- "¿Ah?, ¿tienes este vaso de agua en la mano? seguro que es para mí, te lo cojo. Aunque la fuente de agua de la que te estás sirviendo está solo 10 cms más alejada de mí que de ti, doy por supuesto que me puedo permitir arrancarte el vaso de improviso de la mano, así como casi cualquier cosa en esta vida, para eso soy un gilipollas y un inadaptado social, con mala educación. Pero soy uno de los socios de la empresa, soy el señor feudal de esta plantación y tú me debes la vida, así que cállate. No me perdones: yo soy así."

- "Ábreme la puerta primero, ya que aunque yo no llevo nada en las manos y tú vas con la maleta del ordenador, la maleta con los documentos, el bolso y el paraguas, yo - por supuesto que sí, mona - tengo mil veces más derecho que tú a cruzar primero las puertas. Es más, me mantengo a una distancia prudente para no dar la impresión de que yo podría abrir la puerta antes que tú, así tú me la abres también por mí. Que te den, ¿ese no era tu trabajo?"

- "Cuando vengo a tu mesa a comentarte algo, me gusta pararme a menos de 3 cms de tu cara, rozándote descaradamente el brazo, y apoyar mis cojones encima de la mesa, mientras me balanceo dándome golpecitos con ella. Aunque tengo 55 años largos ya y soy un haraposo, hacerte tenerlos tan cerca de tu boquita me pone tanto, que luego por las tardes me tengo que encerrar en el cuarto de baño a hacerme una paja, por eso encima la tapa del váter del baño unisex está siempre levantada y con gotas de meada a los lados. Pero tú te tienes que aguantar."

- "Este papel, lo puedo utilizar, ¿verdad? Aunque esté encima de TU mesa y yo tenga un papel igual en la carpeta que me han puesto encima de la mesa, soy demasiado vago e inútil como para molestarme en dar la vuelta a la portada de la carpeta y extraer del contenido ese documento. Es mucho más fácil alargar la mano y sin pedirte permiso arrancarte con brusquedad los papeles que tienes encima de la mesa. Y luego me quedo además con todos tus bolis. ¿Decías algo? Ah, sí, soy retrasado mental pero no me importa: soy socio de la empresa y tú eres una p*** empleada."

- "Hoy me apetece venir a tu mesa a comentarte algo, y haré una de dos. O me quedaré hablándote desde detrás de tu silla, sujetándola con las manos para que no le puedas dar la vuelta, con lo que tendrás que contorsionarte para poder verme la cara si quieres hablarme. (Además, ese gesto me pone mazo porque implica control, poder, dominación. Igual que cuando me dejo estar con todo mi peso encima de tu hombro en un falso gesto de camaradería, que en realidad es un gesto de dominación y control, para reafirmar por esta vía mi autoridad, cosa que no puedo reafirmar por la vía profesional.) O me montaré a horcajadas encima de la calefacción móvil que te has comprado para no morirte de frío estos días - te la has comprado tú puesto que a mí tu bienestar me importa un pijo, como ya sabes, a pesar de que me dijiste 5 veces el lunes que estábamos a 14 grados en la oficina - y restregaré mis pelotas viejas contra el calorcillo mientras me abro de piernas y cabalgo. A menos de 10 cms de tu boquita, claro. No, que sepas que no me impresiona la cara de inmenso asco que me has puesto, tú eres mi empleada y yo soy el socio de la empresa, con lo cual las reglas de la buena educación y el sentido común no están hechas para mí. En todo caso, parece que he confundido tu buena voluntad, amabilidad y serviciliad con otra cosa que ni yo mismo sé describir, pero que desde fuera bien pudiera calificarse de abuso. En todos los sentidos."

¿Podría seguir? Sí, por supuesto, pero otro día, que tengo ganas de vomitar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ay la madre que le parió !!! me lo estaba imaginando apoyando la huevada en la esquina de la mesa... porfin, paciencia y buenos alimentos...